En el tejido de las organizaciones exitosas, la formación de líderes y la evolución de equipos emergen como dos fuerzas transformadoras, pero distintas. A menudo, la confusión entre estos dos conceptos impide que las empresas alcancen su máximo potencial. Es crucial comprender que formar líderes no es simplemente un sinónimo de evolucionar equipos; son dos trayectorias complementarias hacia el éxito empresarial.
Creemos en el poder de los equipos en su conjunto para abordar con éxito la complejidad de los desafíos de una organización interconectada, por eso en este articulo vamos a abordar la relevancia estratégica de invertir en elevar el valor de los equipos en su conjunto.
¿Por qué muchos equipos no alcanzan sus objetivos?
En el contexto de un mundo interconectado, las organizaciones confían de manera crucial en sus equipos para impulsar la innovación, liderar procesos de digitalización y llevar a cabo transformaciones significativas. La habilidad de estos equipos para adaptarse continuamente, evolucionar sus métodos de trabajo, encontrar soluciones efectivas, enfrentar los desafíos inherentes a los cambios organizativos y garantizar resultados sólidos son competencias esenciales que toda organización debe cultivar y asegurar para prosperar en la dinámica actual del entorno empresarial.
Sin embargo, cualquier formación no garantiza el éxito, habitualmente los equipos fracasan, se empantanan en fallas de coordinación, reuniones ineficaces, conflictos improductivos entre las personas, dinámicas de grupos disfuncionales ampliando la brecha entre los objetivos, habilidades y recursos de los equipos y los resultados que generan, entrando en lo que llamamos la crisis de cambio de los equipos. Incluso si el equipo parece alcanzar sus objetivos , su rendimiento puede ser insuficiente o menos innovativo generando sobrecarga laboral, estrés y discontinuidad.
¿Cómo sé que mi equipo está en crisis?
Antes de abordar una crisis de cambio de equipo, es esencial reconocer las señales que indican que un equipo está atravesando por una, así que hagamos un ejercicio de autoevaluación:
- Sensación de falta de reconocimiento
- Dificultad para expresarse en las reuniones
- Mucho trabajo, pocos resultados, escaso impacto
- Débil transferencia de conocimiento de nuevos procesos y tecnologías
- Los aportes individuales no se integran entre sí
- Evidente pérdida de alegría de trabajar juntos
- Saturación de proyectos y solapamiento de iniciativas
- Se multiplican diferencias de percepción sobre: que es importante y que no
- Precepción general sobre reuniones como pérdida de tiempo
Estas crisis surgen comúnmente porque los equipos comenzaron a trabajar uno al lado del otro y no juntos. Y esta distinción es muy importante, porque trabajar juntos implica, alineamiento, confianza, relaciones positivas entre personas y trabajar de lado implica desconocimiento, no alineamiento y clima tóxico o de conflicto. Ahora bien:
¿Cómo lo encaramos? ¿Qué acciones tomamos para potenciar a las personas? ¿Cuánto tiempo nos tomará superar esas crisis? ¿Qué tipo de competencias tienen que desarrollar para superarlos?
La solución:
Reforzar la autonomía de los equipos y desarrollar la capacidad para gestionar los cambios propios y de su equipo que lo encaminan hacia ser un equipo realmente de alto rendimiento, en 2 dimensiones:
Querer hacer: Un clima tóxico debilita la innovación y limita la obtención de resultados.
Un clima de confianza y seguridad motiva la opinión en un equipo, se impulsa la innovación y se disminuyen los riesgos de fracaso. El desafío para organizaciones con perfiles y orientación a resultados es darle el valor que corresponde a la creación de cultura de equipo saludable que muchas veces es desestimada o relegada a acciones aisladas extemporáneas. Construir confianza y energizar el clima de equipo es posible con herramientas prácticas y son la base para llevare adelante proyectos e iniciativas de envergadura en cualquier organización.
Poder hacer: Solo se puede esperar resultados mediocres de un equipo desalineado.
Todo lo que logra un equipo desde armar una fiesta hasta construir un producto es consecuencia de su capacidad para alinearse. Trabajar juntos es cooperar para obtener resultados y eso implica:
- Capacidad para gestionar el cambio constante en el que estan inmerso la organización,
- Coordinación eficiente de actividades diarias y su base de conocimiento común, y
- Comunicación sincronizada y disponible entre los miembros.
El trabajo en equipo siempre será exigente y cada vez mas relevante para cualquier organización, la calidad de los equipos, desde los que facilitan conocimiento, los que desarrollan y entregan tecnologías, los que impulsan proyectos de transformación en las organizaciones y otros, determinarán la calidad de organizaciones y la capacidad de crecimiento e innovación en el futuro.